1. Introducción
En estas últimas semanas he estado estudiando de manera autodidacta sobre marketing, y me encontré con un tema que considero muy interesante y útil para el mundo del QHSE: los arquetipos de Carl Jung.
Como muchos saben, estoy trabajando en el desarrollo de mi marca personal y en la creación de una plataforma de herramientas para profesionales QHSE, un proyecto que ya tiene presencia en mis sitios integridadqhse.com y qhsefrance.com. Mi propósito es ofrecer conocimiento disruptivo, con aplicaciones reales que yo mismo hubiese querido tener en mi práctica profesional.
Últimamente he enfocado gran parte de mis reflexiones en la seguridad psicológica, específicamente en el comportamiento humano y los actos inseguros, un tema poco tratado en nuestra disciplina, pero que representa el 90% de las causas de los accidentes laborales.
En este artículo quiero mostrarte cómo la teoría de los arquetipos puede convertirse en una herramienta poderosa para comprender mejor la conducta de los trabajadores y, sobre todo, cómo podemos aprovechar sus características para dirigirlas hacia comportamientos seguros y productivos.

2. La problemática
En nuestras operaciones diarias, todos hemos conocido al “trabajador conflictivo”: aquel que desafía normas, minimiza la importancia de la seguridad o simplemente busca la aceptación del grupo a costa de actuar de manera insegura.
El problema no es únicamente identificar a este tipo de trabajador, sino comprender qué lo motiva y cómo podemos transformar esa energía en algo positivo.
El reto está en que la mayoría de las estrategias QHSE se enfocan en corregir el comportamiento inseguro mediante sanciones, charlas o recordatorios, pero pocas veces se busca entender la raíz de dicho comportamiento.
Aquí es donde entran en juego los arquetipos de Jung, un marco psicológico que permite identificar patrones universales de personalidad, y que aplicado al QHSE, puede ayudarnos a redirigir las actitudes de los trabajadores hacia prácticas más seguras.

3. Soluciones: los arquetipos de Jung como herramienta QHSE
Carl Jung propuso que en cada persona conviven 12 arquetipos universales, agrupados en cuatro grandes categorías:
Creador de estructuras: Cuidador, Gobernante, Artista.
Viaje espiritual: Inocente, Sabio, Explorador.
Dejar huella: Rebelde, Mago, Héroe.
Conectar con otros: Amante, Bufón, Hombre común.
Cada persona posee varios arquetipos, aunque algunos predominan más que otros.
En el caso de los profesionales QHSE suelen destacar estos cuatro:
El Cuidador: enfocado en proteger y garantizar el bienestar de los trabajadores.
El Gobernante: orientado a liderar procesos y mantener el orden.
El Sabio: aporta conocimiento, análisis y visión estratégica.
El Artista: genera soluciones creativas y sostenibles.
En cambio, los trabajadores conflictivos tienden a manifestar otros cuatro arquetipos:
El Rebelde: desafía normas y protocolos de seguridad.
El Amante: busca conexión y autosatisfacción.
El Bufón: se enfoca en el humor y la aceptación del grupo.
El Hombre común: necesita pertenencia y aprobación social.
La clave está en comprender estas tendencias y aprovechar sus fortalezas en lugar de luchar contra ellas.
4. Cómo implementar la solución
Para transformar el comportamiento inseguro en un aliado de la seguridad:
El Rebelde: entrégale liderazgo controlado. Asignarle tareas específicas donde pueda mostrar autonomía le permitirá sentirse influyente sin poner en riesgo la seguridad.
El Amante, el Bufón y el Hombre común: todos buscan aceptación social. Usa la recompensa pública y la reconocida visibilidad como herramientas. Ejemplos:
Reconocer públicamente (intranet, redes sociales de la empresa) sus logros en seguridad.
Involucrarlos en dinámicas grupales, como dirigir una charla de seguridad.
Permitir que el “Bufón” use su humor, pero orientado a promover prácticas seguras.
De esta forma, logramos que el trabajador utilice sus propios arquetipos en beneficio de la organización.
5. Cómo evaluar la implementación
Para saber si estas estrategias funcionan, se pueden aplicar indicadores como:
Reducción de actos inseguros observados en reportes de campo.
Aumento de la participación de estos trabajadores en actividades de seguridad (charlas, inspecciones, dinámicas).
Percepción de clima laboral y seguridad psicológica, evaluada mediante encuestas o focus groups.
Recompensas alineadas a conductas seguras: verificar cuántas veces se reconocen públicamente comportamientos positivos.
El seguimiento debe ser constante y acompañado por líderes QHSE con visión del Sabio y del Artista, capaces de analizar y diseñar metodologías creativas para mantener la motivación.
6. Conclusión
La teoría de los arquetipos de Jung nos brinda una nueva perspectiva para comprender el comportamiento humano en el trabajo. Aplicada al QHSE, esta herramienta nos ayuda a transformar debilidades en fortalezas y a aprovechar motivaciones profundas para mejorar la seguridad.
Como me dijo alguna vez mi jefe, VP global de QHSE en Geokinetics:
“Los trabajadores son como los hijos, tienes que aceptarlos como son, tu responsabilidad es aflorar lo mejor de ellos.”
Hoy esa frase cobra más sentido que nunca. La motivación laboral ya no depende únicamente de factores económicos, sino del sentido de pertenencia, reconocimiento y propósito. Si logramos despertar eso en nuestros equipos, la seguridad, la calidad y el compromiso vendrán de manera natural.
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